En el corazón del desierto de Irán, donde el calor del verano parece no tener fin, la ciudad de Yazd encontró una solución tan ingeniosa como hermosa: el badgir, también conocido como “torre del viento”. Estas estructuras altas y elegantes no solo son un símbolo de la arquitectura tradicional iraní, sino también una prueba del profundo conocimiento de los iraníes sobre la naturaleza y el clima.
🏛️ Un legado de la inteligencia persa
Los badgires tienen sus orígenes en las épocas de los Aqueménidas y los Sasánidas, pero alcanzaron su máximo esplendor durante las dinastías Safávida y Qayar. En ciudades como Yazd, Kerman y Kashan, casi cada casa posee uno. Estas torres se construían sobre casas, depósitos de agua y caravasares, permitiendo que el aire fresco circulara dentro de los espacios interiores.
💨 ¿Cómo funciona? El secreto del frescor en el calor
El badgir capta el viento fresco desde lo alto y lo conduce hacia el interior de la vivienda, mientras expulsa el aire caliente por otra salida. En algunas construcciones, el aire pasaba junto a estanques o sótanos húmedos (sardab) para enfriarse aún más. Era, en esencia, un sistema natural de ventilación, inventado siglos antes del aire acondicionado moderno.
🏆 Un patrimonio mundial desde Yazd para el mundo
Hoy en día, el badgir de Yazd está reconocido como parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Representa no solo la belleza de la arquitectura tradicional iraní, sino también una inspiración para los arquitectos modernos que buscan diseños sostenibles y ecológicos.


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